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IA Today 26° Edición: La Página Web ha muerto
IA Today
26° Edición
Esta semana traemos un articulo escrito por nuestro fundador, Douglas y un video de una charla de Florencia para profesores de Paraguay. Cuentas con nosotros para estar al tanto sobre que pasa en el mundo IA.
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1. La página web ha muerto. Larga vida al agente de IA.
Por qué la próxima interfaz de Internet será una conversación, no una página
Por Douglas Chrystall
El futuro que se nos prometió —o tal vez temimos— no está llegando a su debido tiempo; está pateando la puerta. Durante décadas, el sitio web fue nuestro portal, nuestra tienda y nuestro megáfono en el mundo digital. Navegamos sus enlaces, soportamos los pop‑ups y construimos industrias sobre sus cimientos. Pero el reinado del URL está terminando. La inteligencia artificial, que avanza a toda velocidad, no solo ofrece barras de búsqueda más listas; está por convertirse en la interfaz principal para acceder a información y servicios digitales, haciendo que “visitar un sitio web” quede obsoleto. Estamos a las puertas de un evento de extinción para la web como la conocemos, y muchas empresas siguen revisando sus métricas sin notar el meteorito.
Seamos francos: muchos sitios ya se sienten viejos. Piensa en la página típica de una concesionaria de autos o una tienda en línea de celulares: plantillas desactualizadas, catálogos que cargan lento y chats automáticos con cero naturalidad. Los tolerábamos porque eran la puerta de entrada a la información. ¿Necesitabas las especificaciones de un modelo? ¿Reservar un servicio? ¿Consultar financiamiento? Hacías clic, bajabas, suspirabas y, con suerte, encontrabas algo.
Pero los asistentes de IA con los que ya conversamos todos los días están aprendiendo a saltarse a esos porteros. Si le pides a tu IA “mostrame los mejores planes de financiamiento para un auto familiar cerca mío”, no te va a mandar a diez sitios anticuados. Va a consultar los datos de origen, comparar condiciones, considerar tus preferencias, revisar reseñas y darte una respuesta resumida directamente en el chat. ¿Querés agendar la prueba de manejo o reservar una mesa en un restaurante? El agente de IA se encarga del ida y vuelta con los sistemas del negocio. Sin visitar sitios. La fricción desaparece.
Esto no es solo conveniencia; es un cambio de fondo en cómo accedemos a información y servicios. La propuesta de valor de miles de sitios —juntar datos— está siendo reemplazada. Pensá en los portales de viajes como Kayak, Expedia o Despegar. Viven de reunir datos de aerolíneas y hoteles en un solo lugar. Ahora imaginá una IA que consulta esas fuentes directamente, filtra por tus preferencias (asiento de pasillo, escala corta, hotel cerca del evento y de un parque) y te arma el itinerario óptimo. El agregador fue agregado. ¿Cómo sobreviven estas plataformas cuando una IA hace su trabajo más rápido, más personal y, muchas veces, gratis (por ahora)?
La tabla de salvación posible es el valor agregado: ofrecer datos o experiencias que la IA todavía no pueda replicar. Tal vez un portal integre en tiempo real la agenda local de eventos, o una concesionaria ofrezca herramientas de configuración realmente personalizadas. Pero la IA no afloja. Las fuentes públicas de datos son absorbidas e integradas por los modelos de lenguaje enseguida. Cualquier “foso” basado solo en recopilar datos se parece a un castillo de arena ante la marea. El punto crítico sigue siendo la precisión y la actualización en tiempo real: una debilidad tanto para los agregadores como para la IA, pero que las plataformas de IA están apuradas por resolver yendo directo a la fuente o incentivando flujos de datos conectados.
Podés escuchar el zumbido de ansiedad en Mountain View. Google perfeccionó el arte de indexar sitios y vender anuncios junto a los enlaces que te llevan allí. Su imperio se apoya en el ritual “Buscás → Hacés clic → Explorás el sitio”. ¿Qué pasa cuando el destino es la IA y te da la respuesta ahí mismo? La cadena se rompe. ¿Para qué abrir el enlace si la IA resume lo necesario, te muestra el producto o incluso completa la compra dentro de su entorno? No es solo una amenaza a la búsqueda de Google; es una crisis para cualquier negocio que depende de que lo encuentren por búsqueda tradicional.
Claro que la interfaz de la IA también va a evolucionar. El chat de texto funciona, pero es frío. Mañana, esas interacciones no estarán encerradas en una cajita de texto. Veremos pantallas dinámicas, con video, elementos interactivos y visualizaciones que se adaptan al contexto —tal vez con lenguajes de desarrollo nuevos, pensados para presentaciones nativas de IA—. En vez de páginas estáticas, habrá interfaces fluidas que anticipan lo que necesitás. El descubrimiento no muere, pero cambia: ya no por “hacer clic por curiosidad” sino por sugerencias y prompts de la IA. La pregunta empresarial pasa de “¿Cómo traigo gente a mi sitio?” a “¿Cómo integro mis datos, marca y servicio sin fricción en la IA del usuario?”.
Y hablemos de dinero. Hoy ChatGPT luce sin anuncios, pero el potencial publicitario es enorme. Imaginá una IA que entreteje recomendaciones patrocinadas dentro de sus respuestas, priorizando hoteles, productos o servicios que pagaron por aparecer —todo con tono de “te estoy ayudando”—. Si OpenAI, Google, Microsoft y compañía cierran ese modelo, podría superar la publicidad de búsqueda y reconfigurar la economía de Internet, acelerando la carrera por meter IA en la búsqueda.
De ahí saltamos a la hiperpersonalización. La IA promete resultados hechos a tu medida, más allá de lo que lograron las cookies o las redes sociales. ¿Quién controla eso? ¿Nuestras preferencias serán otro dato más que manejan los gigantes, encerrándonos en burbujas cada vez más angostas? ¿O podremos ser dueños de nuestro perfil de personalización, exigiendo transparencia y control sobre cómo se moldea nuestra realidad digital? Ese debate ético va a marcar la próxima etapa de Internet.
¿Tu web desaparece la semana que viene? No. La adopción masiva tarda; los hábitos cambian lento… hasta que cambian de golpe. Pero la dirección está clara. En unos dieciocho meses, la idea de abrir diez páginas para hacer un trámite simple podría sonar anticuada.
El reto —y la oportunidad— es dejar de pensar el sitio como el destino final. Enfocate en estructurar datos para consumo de IA, abrir APIs para que los agentes interactúen y ofrecer valor único dentro de estas nuevas plataformas. Van a aparecer roles nuevos: desde ingeniería de prompts hasta marketing centrado en IA.
La era del sitio web —la base de la Internet pública— empieza a cerrar. Lo que sigue es la interacción guiada por IA. La pregunta no es si tus clientes van a elegir un camino más rápido y con menos fricción, sino si esa experiencia va a ser ofrecida por vos… o por la IA que vuelve irrelevante tu sitio actual.

Charla para profesores en Paraguay
Puedes ver la charla en este enlace:
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